viernes, 1 de abril de 2011

Teórico Nº 2: "La semiología"

 
1º de abril


TEORICO Nº 2

LA SEMIOLOGIA



Guía de lectura


DISEÑO.COM


Capítulo 1






1. El signo: unidad mínima de significación.


2. Definición de Lengua


3. Definición de Habla


4. Definición de Lenguaje


5. La diferencia entre lengua e idioma


6. La diferencia entre lenguaje y vocabulario


7. La semiología: semeion


8. Definición de Saussure


9. El signo según Saussure: definición


10. El significado


11. El significante


12. Lo arbitrario del signo


13. Carácter lineal del significante


14. Inmutabilidad y mutabilidad: conceptos solidarios


15. El valor.


16. Paradigma y Sintagma: los dos ejes del lenguaje


17. Denotación y Connotación


18. El signo de vestimenta.


19. La diferencia entre objeto cosa y objeto lingüístico


20. El lenguaje y las ideas


21. El mito bíblico: lengua y habla en Adán.


22. ¿Tiene sentido la búsqueda de una lengua “perfecta”?


23. Babel: la confusión de lenguas, el multilingüismo


24. El lenguaje: una laberinto de símbolos


25. La bifurcación es en el tiempo: carácter lineal del significante. Mutabilidad e inmutabilidad


26. El jardín de senderos es una enorme adivinanza






TEXTOS COMPLEMENTARIOS OBLIGATORIOS






Ajedrez, por ejemplo






El que sigue es un ejemplo de Ferdinand de Saussure para lo conceptos de valor, sincronía y diacronía. Son fragmentos tomados de los capítulos “La lingüística estática y la lingüística evolutiva” e “Identidades, realidades, valores” del Curso de lingüística general.













(…) Una partida de ajedrez es como una realización artificial de lo que la lengua nos presenta bajo una forma natural.






Veámoslo de cerca.






En primer lugar, un estado de juego corresponde perfectamente a un estado de lengua. El valor respectivo de las piezas depende de su posición en el tablero; lo mismo que en la lengua cada término tiene su valor por oposición con todos los demás términos.






En segundo lugar, el sistema nunca es más que momentáneo; varía de una posición a otra. Es que los valores dependen también, y sobre todo, de una convención inmutable, la regla del juego, que existe antes del inicio de la partida y perdura tras cada jugada. Esta regla, admitida de una vez por todas, existe también en materia de lengua: son los principios constantes de la semiología.






Por último, para pasar de un equilibrio a otro, o –según nuestra terminología- de una sincronía a otra, basta el desplazamiento de una pieza; no hay trastorno general. Aquí tenemos el paralelo del hecho diacrónico con todas sus particularidades. En efecto:






a) Cada jugada de ajedrez no pone en movimiento más que una sola pieza; de igual modo, en la lengua los cambios se refieren a elementos aislados.






b) A pesar de esto, la jugada tiene una repercusión en todo el sistema; al jugador le es imposible prever exactamente los límites de ese efecto. Los cambios de valores que resulten serán, según el caso, o nulos, o muy graves, o de importancia media. Tal jugada puede revolucionar el conjunto de la partida y tener consecuencias incluso para piezas dejadas de lado. Con la lengua ocurre exactamente lo mismo.






c) El desplazamiento de una pieza es un hecho absolutamente distinto del equilibrio precedente y del equilibrio subsiguiente. El cambio operado no pertenece a ninguno de esos dos estados: pero los estados son lo único importante.






En una partida de ajedrez, cualquier posición dada tiene por carácter singular estar liberada de sus antecesores; da exactamente igual que se haya llegado a ella por una vía o por otra; el que ha seguido toda la partida no tiene la menor ventaja sobre el curioso que viene a ver el estado del juego en el momento crítico; para describir esta posición es completamente inútil recordar lo que acaba de pasar diez segundos antes. Igualmente, todo esto se aplica a la lengua y consagra la distinción radical de lo diacrónico y lo sincrónico. El habla no opera más que sobre un estado de lengua, y los cambios que suceden tras los estados no ocupan en ellos lugar alguno.






Sólo hay un punto en que la comparación no concuerda: el jugar de ajedrez tiene la intención de realizar el desplazamiento y de ejercer una acción sobre el sistema, mientras que la lengua no premedita nada; es espontánea y fortuitamente como sus piezas se desplazan –o mejor, se modifican- en ella. Para que la partida de ajedrez se parezca por entero al juego de la lengua, habría que suponer un jugador inconsciente o ininteligente. Por otra parte, está única diferencia hace más instructiva aún la comparación, mostrando la absoluta necesidad de distinguir en lingüística los dos órdenes de fenómenos: Porque si los hechos diacrónicos son irreductibles al sistema sincrónico que condicionan cuando la voluntad preside un cambio de ese género, con mayor motivo lo serán cuando enfrentan una fuerza ciega con la organización de un sistema de signos.






(…) Tomemos un caballo: ¿es en sí mismo un elemento del juego? No, con toda seguridad, porque en su materialidad pura, fuera de su casilla y de las demás condiciones del juego, no representa nada para el jugador y sólo se convierte en elemento real y concreto cuando se reviste de su valor y forma cuerpo con él. Supongamos que en el transcurso de una partida esta pieza resulta destruida o perdida: ¿se la puede reemplazar por otra equivalente? Por supuesto: no solamente por otro caballo, sino por una figura carente de todo parecido con ésta que será declarada idéntica, con tal que se le atribuya el mismo valor.









Lenguaje, del diccionario






Etimología: Del latín lingua “órgano humano para comer y pronunciar”, de donde deriva lenguaje “manera de hablar” y otros vocablos como lenguado “pez con forma de lengua”.






LENGUAJE.






Conjunto de sonidos articulados con que el hombre manifiesta lo que piensa o siente.






Lengua, sistema de comunicación verbal.






Manera de expresarse. Lenguaje culto, grosero, sencillo, técnico, forense, vulgar.






Estilo y modo de hablar y escribir de cada persona en particular.






Uso del habla o facultad de hablar.






Conjunto de señales que dan a entender algo. El lenguaje de los ojos, de las flores.






Informática. Conjunto de signos y reglas que permiten la comunicación con un ordenador.






Informática. –de alto nivel. Lenguaje que facilita la comunicación con un computador mediante signos convencionales cercanos a los de un lenguaje natural.






Informática. –ensamblador. Lenguaje muy similar al de máquina, con pequeñas modificaciones mnemotécnicas que facilitan su uso. Es de nivel inmediatamente superior al de máquina.






Informática. –máquina. Conjunto de instrucciones codificadas que una computadora puede interpretar y ejecutar directamente.






Conjunto de sonidos articulados






Siguiendo a Saussure “la lengua es el lenguaje menos el habla”. La definición es precisa porque señala que si al lenguaje articulado le “quitamos” el habla que es su puesta en acto individual, nos queda la lengua -como resultado- que son las reglas, las normas, las convenciones, etc. El habla es individual y la lengua es social. Por cuestiones didácticas siempre he definido al lenguaje constituido por la lengua y el habla. Esta “solución” supone un pasaje de términos que resulta de más fácil comprensión que la formulación original de Saussure.






… con que el hombre manifiesta lo que piensa y siente.






“El hombre – ya sabemos es una generalización que se refiere a “seres humanos” o, mejor aún a sujetos. Creo que no vale la pena señalar el prejuicio sexista. . El diccionario da por supuesto que “lo que sueña” se halla dentro de “lo que piensa y siente”.






Lengua, sistema de comunicación verbal.






Aquí es dónde más cerca estamos de la definición de lenguaje según Saussure. Esta acepción responde a la noción de lenguaje que surge de la lingüística y -más precisamente- de la semiología. En efecto, “en la lengua no hay más que diferencias”, y esas diferencias son fonológicas. Dicho de otra manera: el lenguaje es un sistema porque la lengua lo es.






Manera de expresarse. Lenguaje culto, grosero, sencillo, técnico, forense, vulgar.






El estilo se encuentra inscripto en el lenguaje pero no es en sí mismo un lenguaje. Cuando no referimos al estilo de un escritor como un lenguaje, lo hacemos porque ese estilo marca una tendencia, un paradigma dentro de la literatura, o una marca de su identidad.






Conjunto de señales que dan a entender algo. El lenguaje de los ojos, de las flores.






En la conversación cotidiana nos referimos a ciertos repertorios o glosarios como un lenguaje. Bien, estos conjuntos de términos no son un lenguaje para la semiología porque su “razón de ser” es un conjunto de términos que –no necesariamente- se establecen por oposiciones y diferencias. Una colección no es un lenguaje. Menos aún cuando los elementos de ese repertorio no son lingüísticos, como es el caso de las flores. En cuanto al lenguaje de los ojos, yo hubiera preferido como ejemplo “el lenguaje de la mirada”; sean ojos o miradas, tampoco son lenguajes.






El color -como percepción material- tampoco se constituye en un lenguaje. Esta cuestión la encontrará ampliada en un el subtítulo “¿Semiología o semiótica del color?” del capítulo “Las connotaciones del color de diseño.com. También en una conferencia que di sobre el mismo tema en el Congreso ARGENCOLOR 2002, en la ciudad de Rosario (se encuentra en internet: www.fadu.uba.ar/sitios/sicyt/color/02pon.htm ).






Uso del habla o facultad de hablar






Nuevamente nos podemos acercar a Saussure: “el lenguaje no es natural en el hombre, lo que es natural es su capacidad de producir hechos de lengua”.. Venimos “diseñados” para el lenguaje pero no nacemos con lenguaje. Es obvio, en esta acepción han quedado excluidos los animales debido a que poseen ciertas conductas adaptativas de señales que no son un lenguaje verbal (aunque algunos respondan con determinada conducta a determinada palabra). Es cierto: “algunos perros sólo les falta hablar”. Es más, uno podría decir que “lo hacen a su manera”, pero –lamentablemente- esto no es más que una resignificación o una metáfora.






Informática. Conjunto de signos y reglas que permiten la comunicación con un ordenador.






Es interesante ver el espacio que el Diccionario de la Lengua Española (2001) adjudica a todas las acepciones que surgen de la informática.






Veamos: la comunicación con un ordenador no es tal. En todo caso, pedemos decir que nos comunicamos a través de ordenadores (para nosotros “computadoras”) mediante el correo, el Chat, etc. Podríamos agregar que la PC es, sobre todo, un Medio de Comunicación. Pero cuando usamos la PC con cualquier programa “sin conexión” no nos estamos comunicando con la máquina. El hecho de que la relación se establezca a partir de un sistema de códigos complejo no significa que entre una persona y la máquina se establezca una comunicación (sería equivalente a decir que nos comunicamos con un cuaderno o una licuadora). La interfase ha hecho cada vez más íntima la relación entre el sujeto y la PC; la ha “naturalizado”. Pero, la PC sigue siendo una máquina; no es un sujeto.






El diccionario separa y aclara los distintos niveles de “lenguaje” entre el sujeto y la interfase, el “lenguaje” de los programas (cada vez más analógicas), y el “lenguaje de máquina” casi inaccesible para el usuario común. Bien, siguiendo las definiciones de Saussure no son lenguajes: son modelos de codificación.










Para la clase de trabajos prácticos del viernes 8 de abril:










Estudiar:






En DISEÑO.COM:
Prólogo, Introducción y Capítulo 1 "La semiología"






En Módulo 1:
Del Curso de lingüística general, Ferdinand de Saussure:

Cap. III: “Objeto de la lingüística”


Cap. IV: “Lingüística de la lengua y lingüística del habla”


Cap. V: “Elementos internos y elementos externos de la lengua”










Aplicación Conceptual 1


1. Aplique y discuta el concepto de lenguaje en el texto "El jardín de senderos que se bifurcan", de J L. Borges.

2. Aplique y discuta el concepto de lengua en el texto "El sueño de la lengua perfecta", de U. Eco.




Aplicación conceptual 2



1. Distinga entre glosario y lenguaje (lenguaje, según el sentido cotidiano del término y según Saussure).

 Aplicación conceptual 3



En la siguiente nota “Las palabras resisten”, por Roberto Fontanarrosa:


1. Aplique los conceptos de lengua y habla, según Saussure.

2. Aplique los conceptos de mutabilidad e inmutabilidad del signo, según Saussure:






Clarín, 24 de enero de 2006


Las palabras resisten


Por Roberto Fontanarrosa.






Que el noventa por ciento de las palabras de aquel diccionario de argentinismos haya sobrevivido más de cien años debe tener que ver con que se trata de un buen producto. Indudablemente, si una palabra resiste el paso del tiempo y los cambios, quiere decir que es lo suficientemente expresiva, demostrativa y comunicativa para permanecer. Es útil, sirve y sigue siendo fuerte.






Con las palabras también funcionan las modas. Aparecen o desaparecen, lo que le da dinámica a la lengua y a la comunicación. Sería absurdo pensar que hay palabras que se deben eternizar u otras que deben desaparecer enseguida. Además eso no lo decide uno. Ni la Academia ni nosotros ni nadie. Aparece según el sentir de la gente. En cuanto a palabras de otros tiempos que recuerde, algunas son relativas a artefactos que son viejos y es lógico que desaparezcan. Por ejemplo "botinero". Yo era chico y existía el botinero, donde uno ponía los zapatos. Hay otras que suenan muy viejas como cobija. Y otra que me he dado cuenta que uno pronuncia naturalmente y los chicos te miran raro es "macanudo". O "bolacear", que la usaba mucho mi viejo. A uno le quedan pegadas y te das cuenta que ya no indican nada a la gente más joven.






Uno tampoco quiere convertirse en una antigualla, que es otra palabra vieja, y también por el laburo mismo está muy atento al lenguaje y a los vocablos. Hay palabras que son muy acertadas y muy gráficas como una, más reciente, que es "pálida". Me parece bárbara porque refleja tan claramente la idea que quiere transmitir. Me da la impresión que el crecimiento notable de las comunicaciones y la posibilidad de viajar injertan palabras de un idioma en otro y yo creo que en 130 años va a haber una gran movilidad idiomática. En tanto siga la hegemonía de los países de habla inglesa, el inglés va a ser preponderante. Pero el castellano es muy fuerte, muy rico y tiene fundamentos para mantenerse y asimilar otro tipo de palabras y enriquecerse con ellas.






Por último, me parece saludable que se publiquen este tipo de cosas. Hace poco tiempo salió un tratado de la aceptación de las nuevas palabras, que a veces se entiende que es un dictamen de la Academia, cuando en realidad no es que la Academia vaya adelante y el habla popular, atrás. Es al revés. La Academia recoge el habla popular.

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