lunes, 30 de enero de 2012

Teórico Nº 5: "Las funciones del lenguaje"






Para la clase de Trabajos Prácticos del miércoles 1º de febrero:

Estudiar:

En DISEÑO.COM, capítulo 5 “Funciones del lenguaje”






Aplicar las Funciones del Lenguaje en los siguientes casos:






1.
Dialoguitos en el Fb

RL
hola! qeria saber como tengo q hacer para poder ir al taller(si tengo q sacar turno, y en donde y cuando lo puedo hacer) gracias

NS
Hoy, se hizo una re inauguración del Taller de Prototipos. Tengo entendido que ahí podrán hacer sus "protos" (como dicen Uds.) Técnicas de Producción y Talleres de Diseño. Será cuestión de que se organicen.

JGV
hola los horarios todavia no estan definidos la idea es que este abierto todos los dias por el momento el miercoles esta abierto hasta las 8 de la noche mas o menos los viernes a la mañana y los martes a partir de las 15 horas como te digo todavia no estan definidos todos los horarios

NS
Ah, bueeeno. Lo importante es que lo usen productivamente. No usar el Taller es peor que no tenerlo.

JGV
y usarlo responsablemente por sobre todas las cosas, no nos olvidemos que esto es para nosotros y de nosotros depende su cuidado.

MVLR
muy bien 10,, para javi !!!!! y para los que cuidan lo que tiene uno!!!

NS
Sí ! Muy bien ! La FADU UBA es Pública, es de todos.

NdSt
El taller abre los días lunes martes y jueves por la tarde, hay que pedir turno chicas, pero ayer estube allí y tiene overlock collareta, recta, maquina de corte con una mesa de 2 mts por 6 aproximaamente de largo, maniquíes y un lindo espacio! así que hay que aprovecharloooo! Por todo el esfuerzo que requirió de la UBA llevar a cabo ese proyecto y por que por fin la facultad cuente con las herramientas para los alumnos!


AG
Tks x la info





2.
Instrucciones para llorar
Julio Cortázar

Instrucciones para llorar. Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.

Instrucciones para dar cuerda al reloj
Julio Cortázar

Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

Instrucciones para dar cuerda al reloj
Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.
¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.


Instrucciones para subir una escalera
Julio Cortázar

Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se sitúa un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.
Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).
Llegado en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.

3.
Lleve a la clase de Trabajos Prácticos historietas, viñetas y publicidades gráficas, para aplicar Funciones de lenguaje.


EN TODOS LOS CASOS:
- Señale y explique EMISOR, MENSAJE, RECEPTOR, CÓDIGO, REFERENTE y CANAL.
- Luego, aplique y explique las FUNCIONES.




El siguiente TEXTO COMPLEMENTARIO OBLIGATORIO enlaza el teórico anterior Nº4 “Diseño y discurso”, el presente teórico Nº 5 “La funciones del lenguaje”, y el próximo teórico Nº 6 sobre “La enunciación y “Contrato de lectura”.

Del discurso al texto

Lo que sigue es una compilación de los términos explicados en el libro “Términos claves del análisis de discurso” de Dominique Maingueneau, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 1996.


No es un resumen, es una compilación: cada uno de los “términos” seleccionados está completo “igual que en el libro”. “Igual”, pero no idéntico: en el libro los términos están incluidos por orden alfabético; aquí la secuencia responde a referencias conceptuales anteriores o posteriores para facilitar una interpretación general.


Iremos del discurso al texto con escalas en formación discursiva, práctica discursiva, análisis de discurso, campo discursivo, género discursivo, enunciado, enunciación, contexto y texto, con un plus de coherencia y cohesión.


En algún sentido este apunte es “reversible”, es decir, también lo puede recorrer desde “abajo hacia arriba” desde el texto hasta el discurso. Es más, en algún momento del desarrollo del curso puede entrar por cualquiera de los términos definidos para aclarar o precisar algún concepto.


Hallará términos que están definidos o son mencionados en DISEÑO.COM desde alguna de las perspectivas que aquí se mencionan (no están en contradicción).


Respeté el empleo de itálica o bastardilla, las palabras “entre comillas”, y resalté con negrita (bold) los conceptos que emplearemos o desarrollaremos durante el curso. Además, quité algunas referencias bibliográficas y abundé con algunos “punto y aparte” para facilitar la lectura.


Tal vez encuentre palabras repetidas (a veces, inmediatamente): así están, así las dejo.


Habrá muchas citas breves de diversos autores que no veremos durante el curso; preste atención a esas distintas conceptualizaciones que procuran otros puntos de vista -por supuesto- siempre desde la perspectiva de Maingueneau.


La sintaxis es infrecuente: este apunte ha sido tomado de la versión traducida al español por Paula Mahler del francés original de Dominique Maingueneau.



DISCURSO
Tomado en su acepción más amplia, la que el término tiene, precisamente, en el análisis de discurso, éste designa menos un campo de la investigación delimitado que cierto modo de percepción del lenguaje: no es considerado como una estructura arbitraria sino como la actividad de sujetos inscriptos en contextos determinados. En este empleo, discurso no puede tener plural: se dice “el discurso”, “el dominio del discurso”, etc. Como supone la articulación del lenguaje según parámetros de orden no lingüístico, el discurso no puede ser objeto de un enfoque puramente lingüístico.
Pero discurso entra, también, en una serie de oposiciones en las que toma valores más precisos. En especial:

Discurso / oración: el discurso constituye una unidad lingüística constituida por una sucesión de oraciones. Ésta es la acepción cuando algunos hablan de “gramática del discurso”: Hoy se prefiere hablar de texto y de lingüística textual.

Discurso / enunciado: más allá de su carácter de unidad lingüística, el discurso forma una unidad de comunicación asociada a condiciones de producción determinadas, es decir, originadas en un género discursivo determinado: debate televisivo, artículo de la prensa, novela, etc. Desde esta perspectiva, enunciado y discurso remiten a dos puntos de vista diferentes. Una mirada sobre un texto desde el punto de vista de su estructuración como lengua lo convierte en un enunciado; un estudio de las condiciones de producción de ese texto lo convierte en un discurso.

Discurso / texto: el discurso es concebido como la asociación de un texto y su contexto.
Discurso / lengua:


a) La lengua, definida como sistema de valores virtuales se opone a discurso, al uso de la lengua en un contexto particular que restringe estos valores o provoca nuevos.


b) La lengua, definida como sistema que comparten los miembros de una comunidad lingüística se opone a discurso, considerado como un uso restringido de este sistema. Puede tratarse de:


1) Un posicionamiento en un campo discursivo (“El discurso comunista”, “el discurso surrealista”).


2) Un tipo de discurso (“discurso periodístico”, “discurso administrativo”, “discurso de la novela”, “discurso de la enseñanza en el aula”).


3) Producciones de una categoría de locutores (“el discurso de las enfermeras”, “El discurso de las madres”).


4) Un género de lenguaje (“el discurso polémico”, “el discurso prescriptivo”).

Con frecuencia se produce un deslizamiento desde el sistema de reglas al corpus: el “discurso socialista” designa tanto las reglas que especifican una posición enunciativa como socialista, como el conjunto de enunciados que, efectivamente, se mantienen a partir de esta posición. Así, Foucault sostiene: “Llamaremos discurso a un conjunto de enunciados en tanto pertenezcan a la misma formación discursiva”,

FORMACIÓN DISCURSIVA
Esta noción se utiliza sobre todo en la Escuela francesa. Fue introducida por Michel Foucault para designar conjuntos de enunciados que pueden relacionarse con un mismo sistema de reglas, históricamente determinadas. Con esto Foucault intentaba evitar las unidades tradicionales como “teoría”, “ideología”, “ciencia”.
La noción entró al análisis de discurso con Pecheaux. Dentro del marco teórico del marxismo althusseriano, sostenía que toda formación social, caracterizable por cierta relación entre clases sociales, implica la existencia de “posiciones políticas e ideológicas, que no son producto de individuos sino que se organizan en formaciones que mantienen entre sí relaciones de antagonismo, de alianza, o de dominación”. Estas formaciones ideológicas incluyen “una o varias formaciones discursivas interrelacionadas que determinan lo que puede decirse (articulado como una arenga, un sermón, un panfleto, una exposición, un programa, etc.) a partir de una exposición dada en una coyuntura dada”. Esta tesis incide en la semántica pues “las palabras ‘cambian de sentido’ cuando pasan de una formación discursiva a otra”.


El uso de formación discursiva es, por lo tanto, muy poco restringido: para una coyuntura histórica determinada se habla de formaciones discursivas para el discurso comunista, para el conjunto de los discursos de una administración, para los enunciados que pertenecen a determinada ciencia, para el discurso de los patrones, de los campesinos, etc. Una plasticidad tal que hace que este término sea difícilmente manejable.


Hoy existe una tendencia a usar la noción de formación discursiva sobre todo para los posicionamientos “ideológicos” marcados. De esta manera, se habla con mayor facilidad de formación discursiva cuando se trata de discursos (políticos, religiosos) que compiten en un campo discursivo, más que de discursos como el administrativo o la divulgación científica.


La manera de comprender las formaciones discursivas oscila entre una concepción “contrastiva” en la que cada una es pensada como un espacio autónomo que se relaciona con otros, y una concepción “interdiscursiva” para la que una formación discursiva sólo se constituye y se mantiene e través del interdiscurso.



PRÁCTICA DISCURSIVA
Este término se utiliza comúnmente como una variante de formación discursiva para subrayar que el discurso es una forma de acción social, ya sea desde una perspectiva inspirada en el marxismo (el discurso como “praxis”) o desde una perspectiva pragmática.


En Foucault “es un conjunto de reglas anónimas, históricas, siempre determinadas en el tiempo y el espacio, que definieron, en una época determinada y para un área social, económica, geográfica o lingüística dada, las condiciones de ejercicio de la función enunciativa”. De esta manera, Foucault pone en primer plano a las condiciones institucionales de la legitimación de la condición de enunciador.


Maingueneau habla de práctica discursiva cuando se trta de aprehender una formación discursiva de manera inseparable de las comunidades discursivas que la producen, de su modo de surgimiento y de difusión: en este caso, en el mismo movimiento, la formación discursiva se piensa como contenido, como modo de organización de los hombres y como red específica de circulación de los enunciados.



ANÁLISIS DE DISCURSO
El análisis de discurso tiene definiciones muy variadas. Existe una definición muy amplia; “el análisis de de la lengua”; “el estudio del uso real del lenguaje por locutores reales en situaciones reales”. En los países anglosajones, especialmente, muchos identifican aproximadamente análisis de discurso y “análisis de las conversaciones”, pues consideran que el discurso es una actividad fundamentalmente interactiva.


Pero con estas definiciones tan vagas es difícil distinguir el análisis de discurso de otras disciplinas que estudian el discurso. Consideramos mejor especificar el análisis de discurso como una disciplina que, en lugar de proceder a un análisis lingüístico del texto en sí mismo, o a un análisis sociológico o psicológico de su “contexto”, tiene como objetivo articular su enunciación con un determinado lugar social. De este modo, se relaciona con los géneros discursivos manifiestos en los sectores del espacio social (un café, una escuela, un comercio, etc.) o en los campos discursivos (político, científico, etc.).


Por lo tanto, el análisis de discurso puede interesarse por el mismo tipo de corpus que la sociolingüística, el análisis de las conversaciones, etc., pero, apoyándose en estas disciplinas vecinas, toma un punto de vista diferente. El estudio de una consulta médica, por ejemplo, necesita considerar las reglas del diálogo (objeto del análisis de las conversaciones), las variables lingüísticas (objeto de la sociolingüística), los modos de argumentación (objeto de la retórica), etc., pero estos diversos aportes son integrados por el analista de discurso.


Como el análisis de discurso está en un punto de encuentro de las ciencias humanas, es de una gran inestabilidad. Existen analistas del discurso que apuntan más a lo sociológico, otros a lo lingüístico, otros a lo lingüístico. A estas divisiones hay que agregar las divergencias entre las múltiples corrientes. Así, en Estados Unidos el análisis de discurso está muy marcado por la antropología, en tanto que en Francia se desarrolló, desde los años 1960 un análisis de discurso de orientación más lingüística y marcado por el marxismo y el psicoanálisis.

CAMPO DISCURSIVO
En el conjunto de los discursos que actúan en un momento dado, el análisis de discurso recorta campos discursivos, espacios en los que un conjunto de formaciones discursivas está en una relación de competencia en un sentido amplio, delimitándose recíprocamente: esto sucede con las diferentes corrientes filosóficas o corrientes políticas que se enfrentan, explícitamente o no, en cierta coyuntura.


El campo no es una estructura estática sino un juego de equilibrios inestables entre diversas fuerzas que, en ciertos momentos, se balancea para tomar una nueva configuración.


Un campo no es homogéneo: hay siempre dominantes y dominados, posicionamientos centrales y periféricos. Un posicionamiento “dominado” no es necesariamente periférico, pero todo posicionamiento periférico es “dominado”.


Un campo puede incluir subcampos: dentro de una misma corriente política, por ejemplo, pueden existir enfrentamientos entre distintos discursos por el monopolio de la legitimidad enunciativa.


En general, el analista no estudia la totalidad de un campo discursivo sino que extrae un subconjunto, un espacio discursivo, constituido, al menos, por dos posicionamientos discursivos que mantienen relaciones especialmente fuertes.


GÉNERO DISCURSIVO
Algunos utilizan indistintamente género discursivo y tipo de discurso. Pero hay una tendencia hacia el empleo de género discursivo para los dispositivos de comunicación socio-históricamente definidos: la noticia policial, el editorial, la consulta médica, el interrogatorio policial, los avisos clasificados, la conferencia universitaria, el informe universitario, etc. Dado que el análisis de discurso relaciona palabras y lugares, le otorga un lugar central a esta noción.


La diversidad de géneros discursivos es muy grande: al lado de los géneros que pueden parecer muy estables –como la receta de cocina o la plegaria- existen otros más fugaces –como el informativo de televisión. El punto más delicado consiste en detener la proliferación de los géneros: se pueden distinguir una inmensa variedad de subgéneros de noticias policiales o de manuales de matemática.


En la concepción tradicional se consideraba a los géneros como especies de marcos en los que se deslizaba un “contenido” que era independiente. Con la influencia de las corrientes pragmáticas se vio que se trataba de actividades más o menos rituales que no podían desarrollarse legítimamente y ser “exitosas” más que si se adecuaban a las reglas que las constituían. Estas restricciones definitorias de un género refieren a:

• El estatus respectivo de los enunciadores y de los coenunciadores.


• Las circunstancias de espacio y tiempo de la enunciación.


• El soporte y los medios de difusión.


• Los temas que pueden introducirse.


• La longitud, el modo de organización, etc.

El soporte juega un papel fundamental en el surgimiento y establecimiento del género: la aparición del micrófono cambió profundamente el dispositivo del sermón; el teléfono modificó la definición de la conversación, la epopeya es inseparable del recitado oral, etc.
Es posible intentar extraer las reglas de un género independientemente de las formaciones discursivas; también se pueden considerar de qué manera tal o cual formación discursiva inviste un género (el género del sermón no está investido de la misma manera por un pastor integrista y por un pastor progresista). En efecto, cada formación discursiva se caracteriza por la investidura de algunos géneros respecto de otros. Platón escribió diálogos, pero no aforismos, elección genérica que es inseparable de la doctrina platónica.
El género discursivo tiene una incidencia decisiva en la interpretación de los enunciados. No se puede interpretar un enunciador si no se sabe con qué género relacionarlo. Al oír las palabras de otra persona sabemos de entrada, con las primeras palabras, presentir el género, adivinar el volumen (el largo aproximado de todo discurso), la estructura composicional, prever el final; dicho de otro modo, desde el comienzo somos sensibles al todo discursivo.


ENUNCIADO
Enunciado designa el producto del acto de enunciación. Este término es muy polisémico y sólo cobra sentido si se lo integra en diversas oposiciones.

• Desde un punto de vista sintáctico se opone, con frecuencia, enunciado y oración, cuando se considera que la oración es un tipo de enunciado. El enunciado se define, en este caso, como la unidad comunicativa elemental, una secuencia verbal dotada de sentido y sintácticamente completa. De esta manera: “León está enfermo”, “¡Ah!”, “¡Qué chica!”, “Pablo”, son enunciados.


• Otros lingüistas, desde una perspectiva enunciativa, ven en la oración una figura desvinculada del uso, que corresponde a una infinidad de enunciados en relación con una infinita variedad de contextos particulares. Así, Ducrot sostiene que “el enunciado debe distinguirse de la oración, que es una construcción del lingüista y que permite dar cuenta de los enunciados. Establecer la gramática de una lengua es especificar y caracterizar las oraciones subyacentes a los enunciados realizables por medio de esta lengua”.


• En un nivel superior, enunciado se considera, con frecuencia, como equivalente de texto, es decir como una secuencia verbal relacionada con la intención de un mismo enunciador y que forma un todo que pertenece a un género discursivo determinado: un boletín meteorológico, una novela, un artículo periodístico, etc.


• La lingüística textual usa la oposición entre texto y enunciado que Adam resume de esta manera: “Un enunciado, en el sentido del objeto material oral o escrito, de objeto empírico, observable y descriptible, no es el texto, objeto abstracto que debe pensarse en el marco de una teoría (explicativa) de su estructura composicional.”



ENUNCIACIÓN
La enunciación se define clásicamente, a partir de Benveniste, como “la puesta en funcionamiento de la lengua por un acto individual de utilización”. De este modo, se opone a enunciado, como el acto se distingue de su producto. Pero desde la perspectiva de análisis de discurso, es imprescindible distanciarse de algunos presupuestos que pueden aparecer en esta definición.

• La enunciación no debe ser concebida como la apropiación que hace un individuo del sistema de la lengua: el sujeto no accede a la enunciación si no es a través de las múltiples restricciones de los géneros discursivos.


• La enunciación no se basa en un solo enunciador: la interacción está en primer término. Como señala Benveniste “el ‘monólogo’ debe plantearse, a pesar de sus apariencias, como una variedad del diálogo, estructura fundamental”.


• El individuo que habla no es, necesariamente, la instancia que se hace cargo de la enunciación. Este fenómeno es el que hace que Ducrot defina a la enunciación independientemente del autor del enunciado, como “el acontecimiento constituido por la aparición del enunciado”.

Uno de los aportes fundamentales de la reflexión sobre la enunciación lingüística fue resaltar la dimensión reflexiva de la actividad lingüística: el enunciado no refiere al mundo más que si refleja el acto de enunciación. La enunciación constituye el pivote de la relación entre la lengua y el mundo: permite representar en el enunciado uno o más hechos, pero ella misma constituye un hecho, un acontecimiento único definido en el tiempo y en el espacio.

CONTEXTO
El análisis de discurso relaciona a los enunciados con sus contextos. A veces, incluso, se lo define por esta característica. Pero no estudia de manera inmanente los enunciados para luego relacionarlos con diferentes parámetros “externos”, situacionales: se esfuerza, por el contrario, por aprehender el discurso como una actividad inseparable de este contexto.
No existe consenso sobre la naturaleza de los componentes del contexto. Hymes (1972), además de los participantes, el lugar, el momento, el objetivo, incluye el tema, el género discursivo, el canal, el dialecto utilizado y las reglas de los turnos de habla en uso en la comunidad. Otros incluyen también los saberes de los participantes acerca del mundo, sus saberes respectivos sobre los demás, los saberes sobre el trasfondo cultural de la sociedad en la que se produce el discurso. De hecho, los factores que se toman en consideración en el contexto dependen ampliamente de la problemática que se fue desarrollando.
Sin embargo, existe un núcleo de constituyentes que se consideran de manera unánime: los participantes del discurso, su marco espacio-temporal, su objetivo. Participantes, marco y objetivo se articulan de manera estable a través de las instituciones lingüísticas definidas en términos de contrato de habla o géneros discursivos.

• Respecto de los participantes se establece una distinción entre los individuos social o biológicamente descriptibles independientemente del discurso y los roles que tienen en el discurso: escritor, vendedor, alumno, etc.

• Para el marco espacio-temporal se distingue entre marco empírico y marco institucional asociado al género discursivo. En efecto, puede haber distorsiones entre ambos: por ejemplo, un estacionamiento (marco empírico) puede ser un lugar donde se celebre una misa o la sede de un tribunal. Esta distorsión puede ser tematizada en el discurso. Asimismo, junto a la cronología empírica, la del calendario, existe la que implica el discurso: un discurso puede producirse “objetivamente” el 12 de diciembre de 1921 pero presentarse como una conmemoración, por ejemplo, del centenario del nacimiento de Flaubert.

• El objetivo que se dan los participantes del discurso depende, evidentemente, del género discursivo: comprar algo, incitar a la conversión religiosa, maldecir, etc. Algunos géneros implican scripts (scripts: saberes o conocimientos específicos) relativamente rígidos: un oficio religioso, una alocución política, un interrogatorio policial, la compra de un pasaje de avión, etc. A veces sucede que se produce un cambio respecto del objetivo inicial del discurso. Además, la heterogeneidad es la regla en las interacciones: no sólo hay objetivos jerarquizados (por ejemplo, un sermón está incluido en la misa) sino que constantemente se producen mezclas, deslizamientos que provocan desvíos del objetivo oficial (un cliente puede hacerle la corte a una vendedora).

El contexto no es un dispositivo que podría ser comprendido por un auditor externo. Debe ser considerado a través de las representaciones (frecuentemente divergentes) que se hacen de él los participantes.


Cuando se sale de los géneros discursivos muy ritualizados, el contexto aparece como el producto de una construcción de los interactuantes: a menudo la naturaleza del género discursivo, el rol de los participantes, la naturaleza del marco espacio-temporal son objeto de conflictos y negociaciones.


Cuando termina un intercambio verbal, el contexto puede ser muy diferente al que existía al comienzo, aun cuando más no fuera porque las informaciones y los comportamientos introducidos en la interacción lo modificaron.


Cuando se conserva un texto, éste circulará en contextos muy diferentes de aquel en el que surgió y cambiará su estatuto. En este caso, a pesar de la invariancia del texto, el analista del discurso, que no separa enunciado y contexto, se enfrenta con discursos distintos.


TEXTO
Como discurso o enunciado el término texto toma valores variables. Con frecuencia se utiliza como un equivalente de enunciado, como una sucesión lingüística autónoma, oral o escrita., producida por uno o varios enunciadores en una situación de comunicación determinada.


Brown $ Yule (1083) lo definen como “el registro verbal de un acto de enunciación”. Esta definición, en el campo de la escritura, plantea el problema del soporte (un texto manuscrito e impreso de diversas maneras, ¿sigue siendo el mismo texto?? Y para la oralidad el de la transcripción de la entonación, de los silencios, etc.


De Beaugrande & Dressler (1981) definen el texto como una “ocurrencia comunbicativa” que satisface criterios independientes:






1. Un criterio de cohesión, perceptible, en especial en el juego de dependencia de oraciones.
2. Un criterio de coherencia.

Otros dos criterios se refieren a la relación entre los participantes del acto comunicativo.


3. Un criterio de intencionalidad: el enunciador tiene como objetivo producir un texto que tenga un determinado efecto en el coenunciador (destinatario).
4. Un criterio de aceptabilidad: el coenunciador espera interpretar un texto que se inscriba en su mundo.

A estos criterios hay que agregarle un 5. criterio de intertextualidad (un texto sólo adquiere sentido en relación con otros textos).
Tradicionalmente, texto se asocia a dos propiedades estrechamente vinculadas que lo especifican en relación con el enunciado o el discurso: el texto tiene una estructuración fuerte y es relativamente independiente del contexto. Por eso algunos autores privilegian esta denominación para los textos literarios, jurídicos, etc.
Peytard & Moirand oponen texto a documento; por un lado están los textos semánticamente “ricos”, sobre todo, los literarios que se supone provocarán emociones; por el otro, los documentos que tienen una descripción unívoca de algunos hechos del mundo.
Por su parte, Ehlich (1989) define como texto los enunciados orales o escritos que se estructuran de manera de perdurar, de ser repetidos dentro de una tradición.

Tradicionalmente, texto se asocia a dos propiedades estrechamente vinculadas que lo especifican en relación con el enunciado o el discurso: el texto tiene una estructuración fuerte y es relativamente independiente del contexto. Por eso algunos autores privilegian esta denominación para los textos literarios, jurídicos, etc.

Como prolongación de esta idea de una mayor autonomía del texto respecto del contexto, el término texto fue naturalmente privilegiado por la lingüística textual (o gramática del texto). Al hablar de discurso, se articula el enunciado con una situación de enunciación singular; al hablar de texto, se pone el acento en lo que le otorga unidad, lo que hace de él una unidad y no una simple sucesión de raciones. Adam distingue el enunciado (objeto material oral o escrito, objeto empírico) y el texto (objeto abstracto).


COHERENCIA/COHESIÓN
El estudio de la coherencia y la conexión es el objeto de la lingüística textual que estudia la manera en que una sucesión de oraciones forma una unidad, constituye un texto.


En general, se considera que la cohesión es el resultado del encadenamiento de las proposiciones, de la linealidad del texto; en tanto que la coherencia se apoya en la cohesión pero hace intervenir, también, restricciones globales relacionadas, en general, con el contexto y con el género discursivo.


La división entre los fenómenos que pertenecen a la coherencia y los que pertenecen a la conexión no es fácil de hacer de manera detallada, pero esto no hace que esta distinción no sea fundamental.


Analizar la cohesión de un texto es considerado como un encadenamiento, como una “textura” en la que fenómenos lingüísticos muy diversos permiten, al mismo tiempo, la progresión textual y aseguran la continuidad por medio de repeticiones. En especial, los siguientes:

• La repetición de los constituyentes: “Pedro…; Pedro…”
• Las elipsis: “Pablo ama a María, Julio también”.
• La progresión temática.
• El uso de los tiempos verbales.
• Los conectores entre oraciones de oposición (sin embargo), de causa/consecuencia (por lo tanto, pues), de adición (además), de tiempo (después).
• Los marcadores que separan el texto y hacen perceptible su configuración (en primer lugar, por otra parte).
• Las inferencias (en “maría vive en Italia” y “A los franceses les gustan los países latinos”, el vínculo entre las dos oraciones está asegurado por dos proposiciones implícitas: “María es francesa”, “Italia es un país latino”).
Pero un texto puede exhibir los signos de una cohesión perfecta sin que eso implique su coherencia. Para que se diga de un texto que es coherente debe poder atribuírsele una intención global vinculada con su género discursivo. La coherencia pasa también por la identificación del tema del texto, de qué se trta, dentro de cierto universo (ficción, histórico, teórico, etc.).


La coherencia no está en el texto, es construida por el coenunciador (destinatario). “La necesidad de la coherencia es una especie de forma a priori de la recepción discursiva” (Charlotte, 1988). Por otra parte, el juicio que declara que un texto es coherente o incoherente puede variar según los sujetos, del conocimiento que tengan del contexto o de la “autoridad” que le otorguen al enunciador.

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