jueves, 9 de febrero de 2012

Teórico Nº 10: "Semántica del objeto"



Este apunte es una Guía de Lectura con comentarios.
Puede leerlo de corrido (como cualquier apunte) o, punto por punto, siguiendo la lectura simultánea del texto Semántica del objeto de Roland Barthes.
Recomiendo la segunda opción.

0.
Hemos señalado que el prefijo sema se refiere a aquello que es del orden del contenido, del sentido. Este tema trata sobre el sentido del objeto, desde la perspectiva estructuralista de Roland Barthes.
Desde otra perspectiva, la tradición del positivismo lógico y su derivado funcionalista, se clasifica la semiótica (Morris y Carnap) en sintáctica, semántica y pragmática. La sintáctica tiene por objeto de estudio las relaciones formales entre los signos con exclusión de lo que ellos significan. La semántica se interesa por la relación entre los signos y los objetos a las cuales son “aplicables”. La pragmática, según Morris, es “la relación de los signos con sus intérpretes”, es decir, con el sujeto que designa.
La semántica se relaciona con el sentido tanto para el funcionalismo como para el estructuralismo, en las líneas que siguen veremos que éste último planteará la noción de significado como una relación estructural.
1.
“El objeto, en nuestra cultura, pertenece a lo que comúnmente se califica de cultura
técnica”. Para nosotros, el objeto es un área de estudio que se organiza en tres carreras: Diseño Industrial, Diseño Textil y Diseño de Indumentaria.
El Diseño Industrial podría (es la pretensión de algunos) incluir al Diseño Textil y al Diseño de Indumentaria. No hay ningún problema en considerar a determinados productos textiles o de Indumentaria como objetos técnicos, lo son. Pero también es cierto que el uso de “lo textil” y el uso del indumento tienen ciertas características muy particulares; ciertas singularidades con relación al cuerpo. Los objetos de indumentaria y los objetos suponen, además, complejidades estéticas y tecnológicas suficientes como para configurar carreras por separado.
2
La semiología concebida por Saussure como una ciencia que incluye a la lingüística (los sonidos articulados) ha recibido, durante el siglo XX, distintos aportes de otras ciencias para plantear no sólo el objeto lingüístico sino “de qué manera los hombres dan sentido a las cosas que no son sonidos”.
Este interés ha tenido dos obstáculos:
a) Estudiar signos muy rudimentarios, con escaso interés sociológico como, por ejemplo, el código vial.
b) El lenguaje interviene siempre, especialmente como títulos o subtítulos de las imágenes.
3
La imagen es polisémica. Un subtítulo puede “anclar” uno de los sentidos posibles de una imagen. En ese caso, se dice que cumple la Función de Anclaje, o bien, puede relevar el sentido, de tal manera que produce un sentido que abarca al texto y la imagen. En ese caso se dice que cumple
la Función de Relevo. La Función de Anclaje y la Función de Relevo son los dos modos en que se relacionan las imágenes con los textos que las acompañan.
Note que, a propósito de la relación texto-imagen, Barthes sostiene que “por eso no es justo afirmar que nos encontramos exclusivamente en una cultura de la imagen”.
El capítulo “Semántica del objeto” (incluido en el libro La aventura semiológica) es una conferencia de Barthes del año 1964 publicada por primera vez en 1966. El asunto de la “cultura de la imagen” no es nuevo, tiene más de 40 años. Los nuevos son quienes divagan sobre la cultura de la imagen sin haber leído a Barthes.
4.
La diferencia entre significar y comunicar: “(...) los objetos no transmiten solamente informaciones, sino sistemas estructurados de signos”.
5.
Tres aspectos de la definición de objeto (según el diccionario):
a) Lo que se ofrece a la vista
b) Lo que es pensado (por oposición al sujeto que piensa)
c) El objeto es alguna cosa. La definición del diccionario “no nos enseña nada, a menos que intentemos ver cuáles son las connotaciones de la palabra “objeto”. Es importante señalara aquí que Barthes se refiere a las connotaciones de la palabra “objeto”, no a las connotaciones del objeto cosa.
6.
Primer grupo: connotaciones existenciales del objeto. Algo inhumano (fuera de lo humano) “que se obstina en existir”. Segundo grupo: connotaciones tecnológicas del objeto. El objeto se define como lo que es fabricado, una forma normalizada sometida a normas de fabricación y calidad. Así, no es otra cosa que un “elemento de consumo”.
Barthes extenderá la clasificación de este segundo grupo. Entonces, “el objeto es una especie de mediador entre la acción y el hombre”.
Por bibelots debemos entender aquellos objetos que no tienen (casi) valor de uso material, su “función” se consume en el valor estético, son, si prefiere, adornos basados en objetos de uso: su uso es fuertemente simbólico
Ahora bien, en cualquier caso, “siempre hay un sentido que desborda el uso del objeto”. Y así sobrevienen las preguntas para este tema:
- ¿Cuándo se produce esta especie de semantización del objeto?
- ¿Cuándo comienza la semantización del objeto?
Fíjese que la pregunta es casi una sola (¿”cuándo se produce?”; “¿cuándo comienza?”), Barthes hace una distinción entre la producción de semantización y el comienzo de esta semantización. El objeto hace sentido, se inviste de sentido y ahí comienza el sentido. La respuesta rápida a esta pregunta doble sería: desde el mismo momento en que el objeto es producido. En el ejemplo de la capa para lluvia (“paenula”) de la época de la república romana, queda clara la diferencia entre el valor de uso del objeto y, luego, a partir de su fabricación en serie, de su extensión en el uso, la prenda “se convirtió en vehículo de un sentido que es el de la militariedad”. La militariedad es un segundo sentido, un sentido connotado.
7.
No existen objetos sin sentido. Aún en un objeto improvisado, ese objeto se convierte en signo de la función que desempeña. Un objeto –por lo menos- se significa a sí mismo.
8.
Como todo signo el objeto se encuentra en el cruce de dos coordenadas:
a) La coordenada simbólica.
El objeto tiene, por lo menos, un significado. El objeto tiene siempre, cierta “profundidad metafórica”.
b) La coordenada de la clasificación.
Clasificamos los objetos. Por ejemplo, la clasificación en los almacenes (clasificaciones de stock).
Otro ejemplo es la enciclopedia, que no es otra cosa que el compendio de una clasificación.

Resumiendo hasta aquí: tenemos dos grupos de connotaciones del objeto: las existenciales y las tecnológicas. Además, consideramos el objeto como “el punto de intersección” entre un eje (intenso) del significado y un eje (extenso) de las clasificaciones.

9.
El objeto es, siempre, un signo.
10.
Para estudiar el sentido de los objetos debemos operar con la misma metodología con la que venimos insistiendo durante el curso: objetivar es tomar distancia del “objeto” de estudio. “(...) tenemos que darnos a nosotros mismos una especie de sacudida, de distanciamiento, para objetivar el objeto, estructurar su significación...”. Para eso Barthes propone recurrir al orden de representaciones de la publicidad, el cine o el teatro, donde el objeto es seguro que estará semantizado “(...) no basta presentar al público un vestido de cantinera realmente ajado para que signifique el deterioro: es preciso que usted, director, invente los signos del deterioro”.
11.
En el primer capítulo sobre semiología, advertimos el carácter material del significante. “Los significantes del objeto son, naturalmente, unidades materiales, como todos los significantes de todo sistema de signos”.
Barthes define dos ”estados” del significante:
a) Un estado puramente simbólico. Cuando un significante, es decir, un objeto remite a un solo significado.. Ya lo vimos en Mitologías, cuando el significante remite a un significado estamos en presencia del Lenguaje... Objeto (¡oh, casualidad!).
Tenemos el caso de “los grandes signos mitológicos” (la cruz cristiana). Ver qué pasa con esos grandes signos en la época de la sociedad técnica.
Otro caso, son las “relaciones desplazadas”, deslizamientos del sentido, esto es: (ya lo vimos) las metonimias. Ver ejemplo de la naranja y lo jugoso.
b) Las colecciones de objetos, las pluralidades organizadas de objetos.
Ojo, prestar mucha atención, detenerse, preguntar y discutir lo siguiente:
Hay que tener cuidado aquí en comparar el objeto con la palabra que estudia la lingüística y la colección de objetos con la oración: será una comparación inexacta porque aislado es ya una oración; es una cuestión que los lingüistas han elucidado bien, la cuestión de las palabras-oraciones; cuando usted ve en el cine un revólver , el revólver no es el equivalente de una palabra a un conjunto más grande; el revólver es ya él mismo una oración, una oración evidentemente muy simple, cuyo equivalente lingüístico es: “He aquí un revólver”.
Una colección de objetos (por ejemplo, una colección de moda) es una composición de objetos. “Estas composiciones de objetos son sintagmas, es decir, fragmentos extensos de signos.” Vea aquí la diferencia conceptual entre oración y sintagma.
La sintaxis de los objetos es muy particular: se trata de la parataxis, la yuxtaposición de elementos. Ver ejemplo de los muebles de una habitación que puede ser trasladado a los distintos indumentos de una colección. “(...) converge en un sentido final (un estilo) mediante la sola yuxtaposición de elementos.”
12.
Pero no se trata que por el simple hecho de juntar objetos estemos en presencia de un sintagma o que cualquier unión haga sentido en el estilo. “(...) el objeto es polisémico, es decir, se ofrece fácilmente a muchas lecturas de sentido”.
Los objetos se relacionan entre sí en virtud de una codificación (cultural) que hace sentido.
13.
¿Existe un objeto fuera del sentido? Si un objeto siempre es un signo, éste sería el caso de un objeto que se significa como “insignificante”. Ver ejemplo de algunos directores de cine (de algunas películas).
14.
En síntesis:
a) En un primer momento el objeto se presenta siempre ante nosotros como un útil funcional, un uso.
b) En un segundo momento esa función de uso sustenta siempre un sentido.
Entonces, “(...) se puede decir que hay una suerte de lucha entre la actividad de su función y la inactividad de su significación”.
Barthes agrega un tercer movimiento:
c) (...) es el momento en que se produce un movimiento de retorno que lleva al objeto del signo a la función, pero de una manera un poco particular.” (...) el objeto parece siempre funcional, en el mismo momento que lo leemos como signo”.
Ver ejemplo del impermeable, especialmente indicado para el curso.
“Creemos encontrarnos en un mundo práctico de usos, de funciones, de domesticación total del objeto, y en realidad estamos también, por los objetos, en un mundo de sentido, de razones, de coartadas: la función hace nacer al signo, pero éste signo es reconvertido en espectáculo de una función (relea ejemplo del impermeable). Creo que esta conversión de la cultura en pseudonaturaleza es lo que puede definir la cultura de nuestra sociedad.”

NOTA:
No sirve para nada memorizar este apunte. Tampoco sirve memorizar “Semántica del objeto” de Roland Barthes.
Vaya y vuelva desde el apunte al texto de Barthes todas las veces que sea necesario (4, 5, más). Por último, lea detenidamente, párrafo por párrafo, el texto Semántica del objeto sin este apunte, y lo entenderá.
Es cuestión de demorar la lectura sin apurarse por encontrar “claves” informativas inmediatas.
Estudiar es una operación de producción de conocimiento; no es informarse, no es repetir oraciones ni hacer resúmenes comodines.
Estas recomendaciones se extienden a cualquier tema del curso.
Comunicación y Crítica no se estudia “de memoria”.


























Para la clase de Trabajos Prácticos del viernes 10 de febrero:






1. Estudiar este apunte.






2. Estudiar “Semántica del objeto”, por Roland Barthes en Módulo 1






3. Repasar “Retórica textil”, capítulo 11 de Casos de comunicación y cosas de diseño.






4. Repasar “El boceto verbal”, capítulo 12 de Casos de comunicación y cosas de


diseño.

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